Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://kobidsqd955029.mdkblog.com/44584868/así-fue-el-impacto-del-cabezazo-de-zidane-en-el-mundial